Tecnología para marcar a una generación

19 noviembre 2009

La película Avatar de James Cameron se estrenará el próximo 18 de diciembre con un buen puñado de miradas puestas en ella. Quizá por los bichos azules. Quizá porque, con sus 350 millones de dólares de presupuesto sólo para el rodaje, es la película más cara de la historia. O quizá porque James Cameron aspira a hacer la 2001: Odisea en el espacio o la Star Wars de esta generación.

En cualquier caso la descomunal inversión de  Warner necesita un taquillazo para recuperar todo ese dinero. Pero ¿qué pasa si Avatar no recauda tanto como necesita? James Cameron ya respondió a eso: venderá a otras productoras la tecnología que se ha desarrollado en exclusiva para el rodaje de la película.

Cameron dejó que Peter Jackson y Steven Spielberg probaran sus nuevos juguetitos durante una semana y quedaron maravillados. ¿Qué es lo que tienen para ser capaces de compensar un supuesto fracaso de la mayor producción de la historia? Vamos a intentar explicarlo…

Como ya ha dicho el director en múltiples ocasiones, la idea de Avatar llevaba años flotando en su cabeza, y ahí se quedó, en el aire, esperando a que llegara la tecnología necesaria para llevarla a cabo. Los avances en captura de movimiento en El Señor de los Anillos y King Kong, de Peter Jackson, fueron los responsables de que Cameron se zambullese en este proyecto. Y es que la captura de movimiento es fundamental en esta película.

James Cameron, en los decorados de Avatar

Para Avatar, los avances en esta materia se han llevado más lejos. Una de las novedades es que el espacio en el que se desarrolla la performance capture (perfcap) ha aumentado hasta seis veces. Este escenario ha sido bautizado como The Volume. Esto, como es obvio, aporta una mayor movilidad a los actores, y dará también nuevas posibilidades a la realización, como veremos más adelante.

Si han visto antes escenas del rodaje de de películas como Beowulf habrán podido observar cómo los actores estaban cubiertos con monos y tenían el rostro cubierto de pequeñas esferas brillantes. Estos puntos eran las referencias para capturar las expresiones faciales del personaje. Una vez se colocaban no se podían tocar: había por delante un largo día de rodaje. La única alternativa posible a este proceso era el maquillaje.

Gracias a la tecnología, puedes ir a currar en chándal

Los estudios de efectos especiales Weta Digital han revolucionado la captación de expresiones faciales para Avatar con una nueva técnica que evita todas estas incomodidades para el actor. Los actores se cubrirán la cabeza con un un rig (una especie de gorro) hecho a medida que sostiene una pequeña cámara frente a su cara. Un novedoso software reconoce todas los movimientos a través de la cámara, incluyendo la expresión de los ojos.

A esto se le deben sumar importantes avances en la parte de realización. Las cámaras estereoscópicas utilizadas en el rodaje de Avatar están desarrolladas específicamente para la película. James Cameron explicó en una entrevista para El País Semanal que él mismo intervino en el desarrollo de estas cámaras, ya que Sony no aceptó el proyecto. Estas cámaras permiten rodar la escena CGI (imagen generada por ordenador) como si se tratase de una escena real sin salir del escenario The Volume.

El resultado, impresionante

Esto, en resumen, permite ver los resultados del rodaje de la escena CGI inmediatamente, sin necesidad de esperar a la posproducción, como si se rodase con atrezzo y con actores caracterizados. Las posibilidades que se abren con esto son inmensas: lleva el manejo de la cámara a cualquier ambiente, a cualquier lugar, sin que sea necesario transportar los equipos y con total libertad de movimiento por toda la escena. La principal pega es que esta grabación se realiza con una calidad de “videojuego de los 80”, por lo que la imagen no alcanza la calidad y la textura finales hasta la posproducción.

Lo cierto es que Avatar trae al cine avances técnicos que bien podrían equipararse a muchos de los hitos del cine de ciencia-ficción y de fantasía, pero para convertirse en el Star Wars de esta generación necesitará mucho más que eso. Incluso más que un buen argumento. Necesita un universo capaz de atrapar, capaz de hacer volar la imaginación y de soportar millones de historias más. ¿Lo conseguirá? Queda menos de un mes para saberlo.


Cifras y letras

21 octubre 2009

El pasado sábado tuvo lugar en Madrid una manifestación «Por la VIDA, la MUJER y la MATERNIDAD», a la que, humildemente, asistí como voluntario. Si bien mi crónica va a ser bastante parcial, creo que en temas como éste la imparcialidad no existe: de modo que,  a quien le parezca mal, que me asesine en los comentarios.

Mi primera observación, se dirigirá explícitamente hacia las cifras que algunos medios (Efe y manifestómetro) han realizado: pese a su trabajo, que diré que es encomiable, hay datos que no cuadran. Del manifestómetro me voy a ocupar menos, porque no deja de ser un blog, y además posée una tendencia política bastante considerable (sólo hay que leer las crónicas, y ver a qué tipo de manifestaciones prestan atención). El dato de la agencia Efe si me parece más digno de comentar. Y es que, como señalan en religión digital (ya sé que no es el medio más neutral, pero es una opinión), si el mecanismo cuenta menos de lo que se sabe por registro, quizá el mecanismo tenga errores. Es lo que pasó con el Carbono-14: se pensaba que era perfecto, hasta que se descubrió que databa una momia de hacía 30 siglos en el año 2135 de nuestra era(lo importante es la idea: la noticia no es exactamente así). Este profesor de la ETSI de Industriales lo explica mejor que yo:

Pero me he ido por las ramas: me refiero a que los experimentos deben verificarse, y mi calculo es (como ya saqué en mi blog, en una entrada bastante más agresiva) como el que hace religion confidencial en un link de algo más arriba: sólo desde fuera vinieron 700 autobuses: si multiplicas 700 por 50 tripulantes te salen… ¡35.000! Y tendríamos que contar también con la cantidad de gente que vino en tren, o por sus propios medios (doy fe de que Madrid estaba impracticable de la cantidad de coches que había). Si ponemos que de fuera vinieron 40.000 (contando con los autobuses, y yo creo que fueron más), me parece un poco llamativo que, en una comunidad donde viven una octava parte de los españoles vengan sólo 15.000: primero, porque Madrid, en cuanto a datos políticos, es una de las Comunidades Autónomas más conservadoras de España (sea por los motivos que sea, yo no me meto); y luego porque no todo el mundo puede cogerse un coche desde su pueblo en Vizkaia para venirse a Madrid a una manifestación de dos horas: pero al madrileño que se oponga al aborto no le costaba nada cogerse el metro hasta Sol para manifestarse (y yo creo que este es el típico tema por el que la gente se moviliza: desde un lado y de otro, las posturas suelen ser bastante viscerales). Creencias aparte, me quedo con tres cosas:

  1. Pese a que los medios contrarios a la marcha no lo han mencionado, a los voluntarios se nos encomendó una misión en particular: evitar todo tipo de signo político. Y, de hecho, la consigna nos costó más de un disgusto, con un pequeño grupo de neonazis que aprovecharon la marcha para sacar sus infames camisetas de «los españoles primero» (¿Y que tendrá que ver, digo yo, cuando el 50% del aborto en España lo sufren los inmigrantes?), y con otro grupo que no tenía intención de bajar unas pancartas claramente alusivas al gobierno. Supongo que algunas se nos colaron, pero no era ni de lejos la intención de la organización. 
  2. La policía nos felicitó por la gestión de masas, y no hubo que lamentar ningún accidente ni desperfecto (aunque esto lo dijeron en petit comité, estaban asombrados).
  3. Ignacio Aréchaga, ha resumido de forma a mi juicio muy adecuada, el sentir general de los manifestantes de Madrid: no puede salir una ley para ayudar a las mujeres y a los jóvenes cuando tantas mujeres y tantos jóvenes están en contra.

Ahora, sí, DESPELLEJADME.